Trata de vivir cada momento como si fuera único e irrepetible
Si vemos la vida de esta manera, las relaciones que tengamos van a ser más significativas, más consistentes y voy a estar más cerca de la vida que quiero tener. Esto no significa que no voy a sufrir o no voy a tener problemas, nadie está ajeno al sufrimiento. Sin embargo, si mi intención con mis acciones es el no querer sufrir o sentir, esas soluciones van a ser parte del problema y se tratarán solo de un parche. Debemos llevar un viaje hacia el autoconocimiento y la eudaimonia encontrando la felicidad en la infelicidad de la vida.
En vez de obsesionarnos con el resultado debemos poner nuestra atención en los hábitos, pensar menos en el resultado lejano y más en nuestro comportamiento inmediato. El actuar conforme a tus valores será tu propia recompensa. Al obtener satisfacción por hacer lo correcto, mejorarás tu comportamiento. Y con el tiempo, llegarán los resultados.
Los problemas son parte de la vida, y cuando resuelvas unos aparecerán otros. El objetivo de la vida no es eliminar todos nuestros problemas, sino actuar correctamente y mantener la paz mental a pesar de su existencia.
No son las cosas que nos pasan las que nos dañan, sino nuestra opinión sobre ellas.
No podemos cambiar lo ocurrido, pero podemos cambiar cómo lo percibimos.
La mayoría pasa buena parte de su vida en piloto automático. No eligen conscientemente sus pensamientos ni acciones, sino que son guiados simplemente por inercias sociales y reacciones emocionales. Su atención es secuestrada constantemente por las falsas emergencias de cada día.
El simple hecho de observar nuestros pensamientos y comportamientos nos hará más conscientes de lo que ocurre en nuestra mente, a través de ello obtendremos tres beneficios claros:
- Tomar el control de nuestra atención nos permite mejorar nuestros pensamientos y acciones, dirigiéndolas hacia nuestras verdaderas metas.
- Centrarse en el presente hará que realicemos más acciones útiles, en lugar de engancharnos al sufrimiento emocional que nos proporciona vivir de los recuerdos del pasado o los miedos del futuro.
- Concentrarse en el momento actual ayuda a tolerar la adversidad.
Centrarnos en el presente es una estrategia efectiva para superar la adversidad. Todo es más tolerable si lo vemos como una sucesión de momentos que vienen y van, en vez de interpretar nuestra situación como algo permanente. Recuerda los ejercicios que hemos trabajado anteriormente sobre mindfulness.
El destino guía a quien lo acepta, y arrastra a quien lo rechaza.
Una vez había un perro atado a una carreta junto con otros animales. La carreta estaba guiada por animales mucho más fuertes que él, por lo que el perro tenía dos únicas opciones:
- Caminar junto al carro y aprovechar la longitud de su correa para ir explorando todo aquello a su paso.
- Resistirse al avance del carro clavando sus patas en el suelo.
En ambos casos el perro llegará al mismo destino, pero la experiencia del viaje será muy distinta. Si elige la primera opción pasará un tiempo agradable y tranquilo, disfrutando incluso del camino. En el segundo caso sufrirá dolor y frustración. En nuestra mano está la decisión.
A veces se interpreta la aceptación como resignación pasiva, pero es una visión equivocada. No se trata de resignarse, sino de evitar desperdiciar tiempo y esfuerzo inútilmente. Además, al dar la bienvenida a todo lo que ocurre en nuestra vida evitamos engancharnos a aquellos pensamientos y acciones que nos alejan de la persona que queremos ser.
Aceptación no implica resignación. Se trata de hacer lo mejor que podamos con lo que tengamos, en vez de lamentarnos por lo que nos ha tocado.
Acepta tu realidad y céntrate en lo que puedes controlar. En vez de intentar cambiar el mundo, debemos poner el foco en cambiarnos a nosotros mismos.
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Autor: Melissa Hernandez Ledesma
Psicóloga especialista en ansiedad y gestión de conflictos